LA SIRENA AZUL
PERSONAJES
La sirena: es muy hermosa y angelical, actúa con un comportamiento agresivo.
El viejo Miguel: vive en un árbol y de allí vio todo lo que paso
Los pescadores: capturaron a la sirena y no sabían que era quedaron asombrados de ver semejante belleza.
DESCRIPCIÓN
Un medio día el viejo Miguel se asomó en la abertura del árbol donde él vivía y vio unas criaturas metidas en los pozos removiendo las plantas acuáticas. No sabiendo de qué se trataba, pensó en la existencia de alguna nueva especie surgida en medio de las inmediaciones vivas de los elementos míticos actuando independientemente de los preceptos de Alas El Volador, Hunab Ku, y otros seres celestiales; se preguntaba él mismo por estas clases de animales que no aparecían en los registros de su conciencia.
Veía las criaturas de lomo azul plateado entrando y saliendo de debajo de la taruya y las otras plantas acuáticas; podría tratarse de alguna especie de hipopótamo o dantas, llegó a pensar; o si no se trataría nuevamente de esa creación mágica y terminante experimentada por los hombres del clan del loro, los ocultos bajo plumas verdes y azules, hijos de Hunab Ku, el único dios; los hijos del maíz, los hombres maíz con su tesoro o guaca, los hombres guaca-maya, los guaca-lao, los poporeros, los del Popol Vuh..., los hombres del agua, los yaguas de Unamarai; podría tratarse de esa otra bestia del agua, esa especie surgida por encanto de entre las plantas acuáticas y el agua misma de las lagunas encantadas...; de ese cuadrúpedo hembra aparecido en los jagüeyes comiendo taruya y bejucos de agua y a ratos salía a caminar sobre suelo firme; si no sería ésa, la yegua, se decía.
Al estar cerca se dio cuenta que se trataba de hombres, pues los oyó conversando durante la faena de pesca, cuando hundían las manos bajo las plantas de agua para buscar animales. Eran cuatro. Ellos, al percibir su presencia, lo saludaron sin sorprenderse. En la orilla de la ensenada, sobre la playa, había un par de bagres grandes, algunas tortugas y una sirena azul con los brazos atados con cuerdas por detrás del cuerpo; sus ojos eran de un azul profundo; la cabellera rubia. Frente a semejante belleza pensó: “Caramba, quien hizo este rostro es un artista.” Por pura curiosidad la empujó con la punta del pie, y ella le mostró los dientes, en un comportamiento agresivo. Sin embargo él intentó calmarla con un saludo, mas ésta volvió a responderle con un gruñido. Los pescadores le advirtieron: “No se acerque mucho a ese animal; muerde como perro; tampoco se confíe demasiado al verla así moribunda;
Tomada de Link de cuento